Desaparecerán, de un solo soplo,
toda la pintura que recubre la falsedad
de los que irrumpen mi serenidad.
No callaré ninguna de las injusticias
que vea y oiga, ni permitiré que el silencio
de las moscas se interprete como bondad.
No caerán sobre nuestra cama
las deshonestas y aberrantes manipulaciones
de hadas que no fueron tal por naturaleza,
sino porque algún día
alguien por error las cinceló con semejante busto.
Pero recapacitándolo mejor, quizás no haga falta, siquiera,
detenerse a soplar. Cuando el polvo es polvo,
la pintura no cubre para disimular.
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