Quizás me haya podido la rabia.
Puede ser.
Pero también es cierto
que no necesito un muro de Facebook
para engañarme a mí y al mundo
o para intentar hacer ver
con quién y sobre qué
mantengo el contacto.
Quizás me haya podido la rabia.
Puede ser.
Pero tengo claro que no conseguirás
que me ponga a la altura
de la falsedad y la hipocresía,
a tu manipulación y a tu eterna
mentira, gracias a la cual,
por cierto, alimentas tus caprichos.
Quizás me haya podido la rabia.
Puede ser.
Pero aún saliendo sapos por mis labios
no llegaré a la miseria con la que
te disfrazas y, lo que es peor,
te crees viva en tu vestimenta.
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