martes, 10 de noviembre de 2009

Imperativos

Derrámate en mis bolsillos mientras la miel se desliza por la comisura de mis labios.

Regálame las postales que nunca enviaste y llena de ensueña fantasías cristalinas.

Retuérceme entre tus sábanas de insomnio para que derruya cada una de tus ruinas.

Recojamos la escarcha de tu habitación, tiñe de rojo tu pupila y deslumbra mis pasos con tu aureola.

Enséñame la historia de la vida mientras me acurruco entre tus miedos, columpiándome con brío sobre ellos.

Y entonces, sólo entonces, cierra tu libro. Abre tus latidos, ignora mis sentencias y ama el segundero…

Y así, desde lo lejos, te impero.

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