lunes, 1 de junio de 2009

Cuando lo im-pensable se convierte en in-dis-pensable

Lo esencial se torna superfluo y lo superfluo indispensable. Nada es seguro, y nadie se libra de sentir el balanceo del mundo, que lejos de arrullarnos nos sacude y nos deja inmersos en medio de tempestades. Qué frágil, piensas. Entonces,las plomizas nubes oscurecen nuestros soleados sueños para hacerlos presentes en otros paisajes, en otras costumbres. Aparecen así las inquietudes, los silencios, los pechos oprimidos y la ira de no ser de nuevo ese niño en cuyo móvil giratorio nunca hubo espacio para la tempestad. Pero no todo está perdido, no mientras no abandones. Es entonces cuando tu espacio sobre las olas de esa tempestad se llena de recuerdos, de caras, de miradas, de abrazos...los dados y los soñados, los recibidos y los guardados. Y con los bolsillos cargados de recuerdos clavas tus manos en los remos, para así volver a encontrarlos en tu camino. Y es que en medio de las tempestades siempre encuentras un abrigo que colocar sobre tus hombros y, aunque la fragilidad siga presente, ya no tendrás frío.
Gracias por regalarme la frase…

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