Alicia se levantó sintiendo que el rencor le entumecía el alma. Rencor por la calma que encuentra en él, por el calor desprendido por cada uno de los poros de su piel, por las frases que él le regala al viento y que ella acaba cogiendo entre sus manos, sonriendo y guardándolas en sus bolsillos. No puede evitar sentirse fantasma al amar desde una ventana, al saberse inexistente para él, al saber que cualquier otra mujer es mujer antes que ella.
Hoy sintió rencor. Rencor porque no sabe que sus pupilas se clavaron en el sur esperando el siguiente tren, preparando la próxima huida. Rencor porque su alma está pidiéndole a gritos que sus brazos se deslicen por su espalda, porque su voz sea la que acaricie sus oídos al despertar, porque sus deseos se le claven por detrás como un puñal.
Esta noche sentirá tristeza. Tristeza por tener tanto que dar y ningún remite en el que escribir.
Hoy sintió rencor. Rencor porque no sabe que sus pupilas se clavaron en el sur esperando el siguiente tren, preparando la próxima huida. Rencor porque su alma está pidiéndole a gritos que sus brazos se deslicen por su espalda, porque su voz sea la que acaricie sus oídos al despertar, porque sus deseos se le claven por detrás como un puñal.
Esta noche sentirá tristeza. Tristeza por tener tanto que dar y ningún remite en el que escribir.
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