Quiero poner purpurina en las mejillas de los que me rodean, pintar de rosa los grises despertares de aquellos que me permitan hacerlo, deslizar mi sombra en rojo en cada noche que pase contigo.
Me encanta el naranja que tinta mi cuerpo en cada amanecer y antes del trabajo, aquel donde no quiero perder la ilusión por querer renovarme siempre, poniendo todo mi amor purpúreo para intentar dar lo mejor a mis dulces y traviesos trastos. La vida se nos pasa y quiero que el blanco nos una, mi amor, en cada despertar juntos. Quiero, más que nunca, que el verde de nuestra esperanza destiña nuestro futuro, regando con nuestro rubí la cama donde nos amamos, no sin olvidar, a veces, ese negro que caracteriza algún cerrado diafragma para nuestra intimidad.
Quiero, así, verter mi voz sobre lo que piso con la alegría que siento cuando veo, tras una tormenta, surgir los más maravillosos arco iris. No es sin lluvia que los colores más intensos se dejan caer hasta llegar hasta donde nuestros ojos sean capaces de verlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario