martes, 7 de diciembre de 2010

Salitre, barrotes, magulladuras...Bienvenido a la tierra del fuego

Quizás vuelva a caer el salitre
sobre los barrotes de la cama
donde hagamos mil veces el amor,
donde la niña se pasee para abandonarse
en tus manos, aquellas que toparán con
la mujer que ansiaste encontrar.

Quizás vuelva a dejarme encajonar
en los huequitos de tu alma, aquella
en la que mi ceguera repentina
no sea sino el resultado de tu luz,
resplandeciente, candente y táctil.

Quizás anochezca nuestro mañana,
o puede incluso que te conviertas
en un mero recuerdo, triste y distante,
perdido en el tiempo. Puede ser, incluso,
que regidos por un principio de incertidumbre,
matemático, estructurado…alejado de nosotros dos,
sigamos sobre columpios rojos, tanteando el mañana,
vislumbrando un espejismo.

Pero también puede ser que quizás te conviertas
en la luz de mis mañanas, en el calor para mis
gélidos pies temblorosos, en la lengua
que recorra mis surcos y sane mis magulladuras,
convirtiendo las llagas en la evocación
en la que quizás tú nunca te conviertas.

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