martes, 6 de abril de 2010

¿Sales? Sal, rica sal...


Me gustaría encajonarte
sin sellos mi lengua envuelta
en satén y jugos de pieles
recubiertas de nuetra sal.
Desentonar en tus noes
rompiéndolos con síes.
Y volverme, girarme y
resbalar sobre tus surcos,
haciéndote propio como lo
son mis recién nacidas arrugas
de sonrisas y lamentos.
Recordarme, recordarte, recordarnos.
Con sal, toda la sal.

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